Hablando de Radioafición

Quién dijo o pronosticó que la radioafición se estaba muriendo sola se equivocaba.

Es cierto que Internet y la telefonía móvil pueden ser la explicación del descenso del número de aficionados, pero no es menos cierto que en países de nuestro entorno han conseguido darle la vuelta a la estadística y el aumento es tan evidente que debería hacernos reflexionar si la radio muere sola o la estamos abandonando a su suerte.

Echemos un vistazo a la gráfica de la evolución del número de licencias de radioaficionado en EEUU y empecemos a pensar qué es lo que estamos haciendo mal.

Este no es un caso aislado y no hablamos de Países emergentes de Asia. La misma tendencia se viene observando en países europeos muy parecidos al nuestro, por cultura, economía o proximidad territorial. 

Una vez hecho el reajuste natural, por el que la Red de redes y la telefonía móvil se llevaron a aquellos que estando en nuestras filas, lo hacían por el simple hecho de la necesidad de comunicación en vez de por afición, es el momento de reflexionar y ser críticos con nosotros mismos para conseguir levantar una afición que llevamos muy dentro, a la que amamos y por la que merece la pena luchar.

¿Qué nos diferencia de países como Austria o USA por ejemplo, para que mientras allí crecen de forma envidiable, aquí mengüemos de manera alarmante?

Sólo hay una diferencia, es el fomento de la afición acercándosela a esa juventud a la que todavía se puede entusiasmar con las múltiples facetas de la radio. Hagamos radio de cara al fomento, radio en la escuela y escuela de radio, con talleres, cursos de aprendizaje, demostraciones en las que los pequeños puedan participar y no sean meros espectadores, etc, etc, etc.

No te preguntes quién va a hacer una y otra cosa, pregúntate si puedes hacer algo, en definitiva, si quieres hacer algo para el futuro de la afición, o si por el contrario prefieres este inmovilismo que lleva a la agonía.

El futuro de la radio está todavía en nuestras manos. No esperes que la solución venga de manos de otra gente. Porque el futuro para bien o para mal está sólo en tus manos, junto a las mías y las de los demás radioaficionados.